¿Control de calidad? No, gracias.
Hoy en día, las empresas del sector aeronáutico deben
responder a altas exigencias en cuanto a la calidad real de sus productos y
procesos. Para poder evidenciar su aptitud deben someterse a sistemas de
control, basados generalmente en auditorías de certificación y/o de cliente,
que no han evolucionado de forma acorde con las exigencias del mercado. Estos
sistemas no solo no favorecen la eficiencia, sino que, en muchos casos, la
entorpecen al implicar trámites, burocracia y gestiones sin valor, que no son
remunerados por el cliente.
Las empresas se encuentran así ante el conflicto de
tener que ser competitivos, con alta calidad y bajos precios, al tiempo que son
penalizados en ese sentido por la imposición de un sistema de gestión poco
beneficioso para la empresa. Muchos de los sistemas de gestión que las empresas
aeronáuticas han debido adoptar no están orientados a la reducción de costes que
se obtendría evitando la posibilidad de incurrir en defectos, sino que, por el
contrario, se preocupan únicamente de que se realicen verificaciones de piezas
o productos y se evite que estos lleguen al cliente. De esta forma la empresa proveedora incurre en un doble sobrecoste: el de los productos
defectuosos y el de las verificaciones. Sin embargo, ni el cliente ni el
organismo de certificación estarán dispuestos a asumir ninguno de ellos.
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- » Asegurar la calidad y evitar la posibilidad de cualquier defecto, sin tener que realizar controles.
- » Eliminar todas las actividades que no serán remuneradas
- » Estandarizar para mejorar la productividad
Para que una empresa
mejore su productividad y sus resultados de forma continua, mejorando al mismo
tiempo la calidad de sus productos y procesos, su modelo de gestión debe
permitirlo.